Discurso de clausura de Arelys Santana, Segunda Secretaria de la FMC

Distinguidas y Distinguidos Invitados:
Querida Mariela:

Hace más de 50 años, cuando los candentes debates acerca de los derechos de las mujeres al espacio público, o los tabúes en torno a la sexualidad femenina y masculina eran parte cotidiana del trabajo de la naciente Federación de Mujeres Cubanas, ninguna de nosotras podía imaginar que aquellos primeros pasos, aún desestructurados, empíricos, complicados, iban a alcanzar el nivel científico y la complejidad de los debates que hemos acompañado en este 8vo Congreso de Educación, Orientación y Terapia Sexual.

Las fundadoras de la Federación y de la revista Mujeres, cuentan lo difícil que fue llevar a las comunidades, a los barrios, los primeros conocimientos básicos sobre educación de la sexualidad, que aunque aún no la llamábamos integral, ya tenía los componentes iniciales que luego nos permitirían considerarla en toda esa dimensión.

Más difícil aún fue incorporar a los hombres a este debate y convencerlos de que no debían ser meros espectadores, sino también protagonistas. Así, la construcción de modelos de cómo ser mujer y hombre en la Cuba revolucionaria se gestó de la mano de la comprensión de que había que instaurar y respetar los derechos sexuales y reproductivos.

Bajo la certera y avanzada visión de Vilma Espín, nuestra eterna Presidenta de la FMC, se logró la legalización del aborto y la introducción de la anticoncepción libre y gratuita en el país; o el reconocimiento de igualdad de derechos y deberes, de padres y madres, frente al cuidado y educación de los hijos. O las otras, más recientes, que se coronaron con la aprobación de una Ley de Maternidad sin precedentes en esta zona del mundo.

Difícilmente se encuentre otra población femenina con tan creciente grado de participación en la vida laboral, social y política de una nación. Cuando en 1975 Naciones Unidas decretó el año Internacional de la Mujer, las cubanas tenían avances impensables para muchas hermanas del mundo.

La toma de conciencia, la reflexión sobre el hecho de ser mujeres, -y de serlo en estos tiempos difíciles, de definiciones- vino de la mano del reconocimiento a sus derechos, de la revalorización de sus potencialidades y de la garantía de igualdad de oportunidades, que trajo consigo la clarinada rebelde de 1959. Hoy muchos de esos empeños han pasado de ser desafíos, a derechos conquistados y naturalizados en la sociedad cubana, a lo que sin lugar a dudas ha contribuido de forma decisiva, el Plan de Acción de la República de Cuba de seguimiento a la IV Conferencia de la ONU sobre la Mujer, vigente desde hace más de dos décadas.

Como decía Mariela en la apertura de este Congreso, la propia Federación de Mujeres Cubanas impulsó la educación de la sexualidad como política del Estado Cubano.

Hoy, entonces, estamos en una nueva etapa que nos pone ante el desafío de cuidar lo conquistado y perfeccionarlo, en un contexto tecnológico, social y económico diferente y cambiante.

Un reto trascendente es continuar legislando y respaldando los procesos de Educación Integral de la Sexualidad desde el Estado y el Gobierno para garantizar que no tenga retrocesos.

Como afirmaba Mariela Castro en la ponencia presentada a la I Conferencia Regional de Población y Desarrollo celebrada en Montevideo en 2013, y cito: “debe ser responsabilidad jurídica y ética de cada uno de los gobiernos diseñar, aplicar y evaluar políticas públicas que expresen el riguroso cumplimiento de los derechos humanos. Deben, asimismo, promover la conciencia crítica, la participación solidaria y la gestación de proyectos individuales y colectivos para una sexualidad placentera y libre, en tanto responsable.”

Desde el Parlamento cubano se trabaja hoy en el perfeccionamiento de los procesos legislativos y de la incorporación de un mayor número de leyes, decretos u otras normas que respalden la legitimidad de todos estos temas. Ellos, están presentes, igualmente, en el debate de la reforma constitucional que actualmente está en curso en Cuba.

No por gusto, un grupo de parlamentarias y parlamentarios ha sido parte de las sesiones de estos tres días de Congreso en el interés de participar en su fructífero intercambio así como en busca de insumos, evidencia científica y datos para complementar los análisis legislativos.

No obstante, a menudo los cambios en las políticas y leyes ocurren más rápido que las trasformaciones en los patrones socioculturales y en el imaginario social. Aún persisten en nuestras comunidades herencias machistas y estereotipos sexistas que obstaculizan el progreso de estos temas. Las relaciones sexuales se inician a edades tempranas a menudo sin protección; la prevención del embarazo adolescente y de las infecciones de transmisión sexual siguen siendo retos que debemos atender con urgencia.

La Educación Integral de la Sexualidad es, definitivamente, política del Estado Cubano. Contamos con todas las condiciones para desarrollarla, pero un desafío identificado en estos días, es la necesidad de hacerlo con programas integrales y desde la intersectorialidad. Nada vamos a lograr si no trabajamos juntos y articulados desde el cumplimiento del mandato social de cada institución, organizaciones y profesionales de todas las especialidades.

Queremos transmitir felicitaciones por la seriedad de las reflexiones que hemos compartido y agradecer la importancia que han concedido a la participación de representantes de la Asamblea Nacional del Poder Popular, y sobre todo, ratificarles que Cuba les espera en futuros encuentros, con los brazos abiertos.

Nos vemos en el próximo Congreso.

Muchas Gracias.

Centro Nacional de Educación Sexual

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