“Estoy muy impresionada”. Así afirmó en entrevista exclusiva para CENESEX, Neus Bernabeu García

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La coordinadora del Área de Género del PNUD para América Latina y el Caribe, Neus Bernabeu García, participó en la II Reunión Técnica Nacional «Violencia de Género, Prostitución, Turismo Sexual y Trata de Personas», los díen la cual presentó los resultados de una investigación realizada en América latina y el caribe, bajo el título: Políticas/Planes Nacionales Integrales de respuesta a la Violencia de Género.

Al respecto, la funcionaria comentó que estas políticas o planes:

Son fundamentales para tener una política pública integral para erradicar la violencia contra la mujer. Y digo integral porque políticas puede haber muchas, pero la integralidad es la respuesta del Estado y es lo que hace la diferencia en el cierre del ciclo de violencia. En ese sentido, la experiencia nos dice que una política integral de violencia tiene que reunir varios elementos.

Lo primero es que tiene que incluir diversas manifestaciones de violencia porque las violencias que sufrimos las mujeres son diferentes. O sea, hablamos de violencia física, violencia sexual, psicológica, patrimonial, etcétera.
En segundo lugar, se tiene que considerar el tema de los ámbitos donde ocurre la violencia, pues no ocurre solamente en el ámbito privado, ni en el familiar; también ocurre en los espacios públicos.

Se debe tomar en cuenta la diversidad de la población. No todas las mujeres sufrimos la violencia de la misma forma y es importante que el Estado responda de manera focalizada a las situaciones de mayor vulnerabilidad de algunas de las mujeres. Estamos hablando por el tema de la edad, de la orientación sexual y hay un tema muy relevante que tiene que ver con una respuesta estatal que cumpla con los diferentes ejes que son necesarios para cerrar el círculo de la violencia.

Nos dimos cuenta que un elevado porcentaje de los países, aproximadamente el 62% de la muestra, tenía incluida en los planes nacionales de acción contra la violencia la diversidad etarea (las mujeres y su ciclo de vida), y se constató un avance sustantivo en tanto incluir en estos planes la diversidad étnica, racial, lingüística, cultural. Donde vimos que sí queda mucho por hacer y poca inclusión en los planes de acción de violencia es en los temas de orientación sexual.

Aproximadamente un 35 % de los países hacían referencia al tema de la orientación sexual y también, menos, al tema del VIH. Creemos que esa es una asignatura pendiente en la revisión de los nuevos planes y en la formulación de los nuevos planes para incluir a estos grupos poblacionales.

Estamos hablando de que tiene que abordar acciones de prevención, atención, sanción y de reparación. Esos son algunos de los elementos. Hay otros, como la participación de los actores sociales, el tener una legislación adecuada, un marco legislativo que le permita al Estado operar una respuesta al tema de la violencia.

Hay temas relevantes también para que una política pública sea efectiva en temas de violencia como pueden ser el tener un ente rector fuerte y potente que mueva y lidere la temática dentro del Estado, pero que también se generen espacios de coordinación interinstitucional, donde los diferentes actores que tienen diferentes mandatos, responsabilidades y capacidades puedan apoyar en la respuesta integral al tema de la violencia.

¿Cuál cree sea la razón de que este fenómeno?

Creo que hay que menos sensibilidad y se considera muchas veces que no existe violencia contra las mujeres, por ejemplo, lesbianas cuando sabemos que ese tipo de situaciones se dan, pero están apenas investigadas. Es un tema de concienciación porque es muy relevante.

En torno a la necesidad de marcos legislativos que respalden la acción contra la violencia, explicó:

Hay un tema relevante de cara a poder ejecutar una política pública y es el tema de la legislación. Para eso es muy importante el trabajo que se está haciendo articuladamente con los diversos actores del Estado. Esto permite generar marcos legislativos adecuados que luego permitan a los operadores de justicia y de seguridad poder responder adecuadamente a las situaciones de violencia.

En ese sentido, los estudios que estamos realizando en la región, nos permiten ver avances muy importantes en los marcos legislativos: legislaciones que abordan y que responden a esa problemática social que existe en todos los países y que han sido posibles gracias al trabajo que se hace desde los poderes legislativos en articulación con los ejecutivos para poder impulsar marcos normativos adecuados para la implementación pública.

También vemos que muchas veces, en muchos de estos países los marcos legislativos no se están desarrollando, pero como la acción pública, el Estado, tiene que responder a determinadas problemáticas y situaciones que existen igualmente desarrolla políticas y planes que en muchos casos están más avanzados que el marco legal en el que se desarrollan, pero eso es un déficit, un desafío al que se enfrentan varios países de la región y que requiere una intervención adecuada por parte de los actores del Estado sobre todo, el poder legislativo.

Realizando un balance entre logros y desafíos, ¿cuáles serían algunas conclusiones?

Creo que uno de los principales avances es la generación de un marco legislativo adecuado. Y en lograr ver que el problema es mucho más complejo de lo que se hace ver y que por ello requiere una respuesta más compleja. Para eso se necesita desarrollar herramientas legislativas: leyes, reformas a los códigos penales, a los códigos de familia que atienden a esa complejidad del problema.

Es sin dudas, un avance y América Latina tiene los avances legislativos más importantes en el tema de la violencia contra la mujer. El desafío es la implementación de las leyes muchas veces porque como veíamos, podemos tener una ley muy buena pero podemos tener limitaciones como se observan en algunos países en su implementación, porque no existe voluntad política, porque no hay recursos económicos, porque faltan capacidades técnicas para poder desarrollar una adecuada atención a estos temas. Sin embargo, tenemos un marco de referencia que nos permite ir mejorando nuestra acción.

Otro avance importante es la visión de la integralidad y de que el tema de violencia es algo que está tan naturalizado en nuestras sociedades y tan presente en nuestra vida cotidiana que muchas veces no nos damos cuenta de que estamos viviendo y sufriendo y siendo testigos de violencia contra las mujeres.

En ese sentido creo que el avance que los países nos están mostrando es esa respuesta integral, multisectorial y multidisciplinaria, desde el sector Salud, Educación, los Ministerios de Trabajo, las policías y cómo los actores, desde sus diferentes mandatos, pueden contribuir a esa respuesta adecuada.

Tenemos experiencias muy interesantes en la región en cuanto a modelos de abordaje integral donde se quiere acabar con la revictimización de las mujeres que tienen que ir buscando quien las atienda durante todo el proceso y lo que hacen es unificar a todas las instituciones en un espacio para ofrecer una atención, un seguimiento y acompañamiento adecuados a la víctima sobreviviente de violencia.

Podríamos poner muchos ejemplos, de muchas iniciativas en la región y que muestran avances sustantivos, pero continúan los desafíos, por ejemplo, el tema de lo conceptual. Utilizamos muchos términos como si fueran sinónimos y no tenemos claridad de sus particularidades. Por ejemplo: equidad-igualdad, mujer-género. Eso hace que muchas veces las instituciones cuando nos juntamos a hablar y a trabajar, no nos entendemos. Tenemos que avanzar en la construcción de esos marcos interpretativos.

Otro desafío tiene que ver con convertir esto en políticas de estado. Lograr que independientemente de que sea una institución responsable o de que haya cambios de personas, instituciones, eso sea una prioridad para el estado y que este plantee claramente a la sociedad un mensaje de cero tolerancia a la violencia contra las mujeres.

Respecto a las capacidades: invertimos mucho en la formación de personal, pero nuestras experiencias nos dicen que muchas veces no necesariamente eso ha generado cambios en la calidad de la respuesta que estamos dando. Tenemos que hacer un análisis sobre el tipo de formación que estamos haciendo.

¿Por qué se utiliza el término “nuevas” para referirse a manifestaciones de violencia que son reconocidamente muy antiguas?
Esa es una forma más de hablar. Son nuevas en el sentido de que hasta recientemente no se habían incorporado en las legislaciones de América latina y en las políticas que América latina tiene. Vemos que son problemáticas viejas y antiguas. Utilizamos la palabra nuevas porque se convierten se conceptualizan como problemáticas sociales y entran a la agenda publica y por lo tanto, aparecen en las leyes y en las políticas publicas.

¿Y quiénes son los encargados de asignarle este nombre?

En las conversaciones con los países se comienzan a utilizar como un término de referencia, no es que alguien las haya bautizado así. Lo que quiere mostrarse es precisamente esa novedad dentro de la agenda pública que de repente tienen importancia y relevancia y se responde desde el estado, pero sabemos que el tema de la trata y la prostitución forzada y todas esas temáticas han estado presentes en nuestras sociedades por largo tiempo.

¿Qué indicadores de la investigación son los que ayudan a identificar estos desencuentros conceptuales a los que usted hizo referencia durante su intervención y que además señaló como uno de los principales retos para la región en materia de instauración de políticas públicas?

Hay varias cosas. En primer lugar una revisión documental que hacemos de los distintos instrumentos y ha habido entrevistas también con los diferentes actores institucionales que implementan estos planes integrales de violencia.

En ese sentido, esta dificultad de la diferencia conceptual y diversas comprensiones han sido vistas en la revisión documental porque de repente los documentos que genera una misma institución no son siempre coherentes en los que se utilizan términos y conceptos diferentes para hablar a veces de las mismas cosas o en algunos casos son instituciones que lideran estos procesos pero que tienen que relacionarse con muchas otras del estado.

Esta situación dificulta, por supuesto, el entendimiento, y lleva a que la comunicación no sea todo lo efectiva que se quiera…

Claro, eso es como cuando uno esta hablando de peras y otro de manzanas. Obviamente ambas son frutas pero no son exactamente lo mismo. En ese sentido, eso nos lleva a pensar que estamos hablando de las mismas cosas pero no necesariamente nos estamos entendiendo en el uso del lenguaje.

Porque todos utilizamos el español como herramienta, pero sabemos que algunas palabras en Cuba tienen un sentido y en Panamá tienen otro. Pues entonces, nos tenemos que tomar un tiempo para preguntarnos si nos estamos entendiendo y eso es francamente lo que nunca tenemos tiempo de hacer y damos por asumido que todos hablamos igual y nos damos cuenta luego en la practica que no es así.

Entender una cosa en alguna manera, o sea, nuestros marcos conceptuales, son marcos de referencia que luego determinan nuestra práctica.

Entonces, este es un tema que en las conversaciones y el trabajo que sostenemos con los países nosotros le damos muchísima relevancia y hay que tomarse un tiempo para pensar, para decir, entender y a partir de eso hacer propuestas.

¿Y no se ha pensado hasta el momento, una estrategia de estandarización de conceptos?

Hay definiciones que vienen desde los compromisos internacionales. En muchos casos, estas discusiones se dan en los altos niveles, pero cuando se aterrizan estos marcos de referencia adoptan formas distintas.

Y no es que no existan los glosarios, ni que no existan las definiciones y para mi hay que tomar como referencia las definiciones que se han acordado en los compromisos internacionales, pero luego siempre hay una adaptación al medio y es realmente ahí donde las cosas a veces cambian.

Y glosarios hay mucho, el problema de los glosarios es que a veces los usamos, agarramos esas definiciones en los documentos, pero no entendemos lo que esas definiciones dicen. Entonces, no deben tomarse de manera automática.
¿Luego de todo lo que ha podido escuchar en esta reunión, como valoraría el trabajo que esta realizando Cuba, de manera general?

Yo, la verdead, me siento muy agradecida de poder haber estado estos dos días aquí y haberme permitido escuchar y conocer no tanto como quisiera porque me gustaría conocer un poquitico mas sobre el trabajo que muchas instituciones están haciendo, el CENESEX, el Ministerio de Educación, el Ministerio de Salud, la Policía y realmente muestra que hay un trabajo conciso, continuo, permanente como en todas partes hay probablemente cosas que mejorar y fortalecer pero que existe un trabajo, en los territorios, con la gente y desde las instituciones.

Por la reflexión que hacían los propios participantes en el encuentro, muchos de los problemas que enfrentan tienen que ver con problemas que nosotros apuntamos también en la investigación y no son exclusivos de Cuba, si no que ocurren también en otros lugares de América Latina y el Caribe: capacidades institucionales, el tema de recursos, el tema de tener un marco jurídico solido, funcional, adecuado con texto actual, conocer bien que es lo que esta ocurriendo en materia de violencia, en tener un buen diagnostico y esas son asignaturas pendientes, no solamente de Cuba.

Eso nos marca una ruta y una agenda pendiente en la que tenemos que seguir trabajando. Yo realmente estoy muy impresionada del trabajo que he visto por parte de las instituciones, cosas muy valiosas que tal vez hay que rescatar y mostrar más.

Centro Nacional de Educación Sexual

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