Por siempre «Isabelita»

Si de alguna manera hay que recordar a Isabel Moya es como «Isabelita», la profe que cuando llegábamos a cuarto año de Periodismo y nos creíamos todo lo maduros posible en cuestiones de género, venía a quebrar los estereotipos aún afianzados en nuestros ojos, oídos, narices, bocas y manos.

Esos estereotipos, aunque al principio sí emergían de las bocas, Isabelita allanaba el camino para que nunca llegaran al papel, el lugar sagrado donde las ideas se eternizan, así se trate de una de «las planas que mueren con el día».

Su colosal sencillez la vertía en cada palabra, incluso cuando explicaba que arreglarse el cabello no tiene por qué ser una prioridad para una mujer; o cuando decía que masculinizarnos tampoco resulta la opción adecuada para revertir las concepciones de «sexo débil» adjudicadas a las mujeres. O que la violencia de género también se ejercía sobre los hombres cuando la sociedad les obligaba a reproducir patrones vetustos de «macho».

Isabelita llegaba siempre acompañada por su esposo. Llegaba en su silla de ruedas. Llegaba sonriente. Como llegan las personas que nunca deben irse.

Cuesta creer, entonces, que la profe se haya ido este domingo. Nos es más saludable, quizá más cómodo, probablemente más sensato, pensar que Isabelita y su espiritualidad nos acompañarán en cada clase, en cada avance real de las cubanas, en cada mujer cuya verdad se levante como un templo: «eres más que obedecer».

Porque Isabelita ha sido de las mujeres que predican con el ejemplo. La presencia de su esposo antes de comenzar cada clase, era casi el primer mensaje subliminal que nos advertía. Cuidar puede cualquier persona sensible, más allá del sexo biológico con el que haya nacido. Recibir cuidado puede cualquiera, siempre que lo necesite. Se trata de valores elementales, sobre los cuales ni siquiera debía ser necesario discutir.

Para Andy Aquino Agüero, especialista del Cenesex, fue «una de las mujeres más claras en los posicionamientos de los estudios de género en Cuba».

En las redes sociales, donde la noticia de su muerte ha sido compartida con pesar, la usuaria Daniela Muñoz escribió: « ¡Qué despertar de Domingo tan tristísimo al saber de la pérdida de una de nuestras guerrilleras más resistentes! No digo más, solo agradezco que quedarán como lección la fuerza, sensibilidad, paciencia e inteligencia de esta grandísima mujer… Gracias, Isabelita. Que el Sol te acompañe»…

No fue hace poco, pero tampoco  hace mucho, que la vi. Ese día, en la calle O’Reilly, yo llevaba, por casualidad, un gladiolo que alguien me había regalado. Al verla, con el cabello muy corto, y acompañada como siempre por su esposo, la detuve para saludarla. Le ofrecí la flor, aun cuando una flor, ya lo sabemos, no tiene por qué ser símbolo de lo femenino. Isabelita la tomó. Sonrió. Fue la última vez que la vi, para siempre.

Tomado del Periódico Granma

Centro Nacional de Educación Sexual

Entonces, ¿qué crees de esto?

Un comentario · comenta
  1. José Quesada Pantoja

    Que pena enterarme hoy 3 días después de su muerte, indiscutiblemente el pueblo de cuba a perdido a una GRAN MUJER. Isabelita, dónde quieras que estés, recibirás siempre el cari{o y la admiración de quienes te conocimos!!!!!!!!!!!!!!!

    8 marzo, 2018

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